CaribeAndo

miércoles, 21 de marzo de 2007

sonia MARCUS GAIA

Créame, en el Caribe, la fiesta se enciende y explota. La música ondeará toda la noche como una burundanga existencial y suicida. Los cuerpos sudorosos recrearán una exótica tarjeta postal y bailarán embadurnados de merengue. Y es que aquí el movimiento campea con las más altas técnicas del boxing. En la radio se escucha "la noche es para un largo viaje y hay que llegar". Y yo muevo el rabo y la maraquita. El Caribe que sonaba según dijo Nicolás Guillén, y que menciona Luis Rafael Sánchez, nos recuerda más al éter oscilante de silicón de Iris Chacón que a la sonata impoluta de los campos mambíes y las estrellas. Desorden público que late que late cada día porque al Caribe siempre le han retumbado los golpes. También le retumba el viento, y el mar, y el tránsito, y la vida. Debe ser porque aquí todo se multiplica, irradia fecundidad en su luz, bellaquería en sus colores, taciturnidad en sus ciegos espermatozoides. Debe ser porque su fertilización se encuentra alta en calorías de piel y manteca, de granos, sal y melaza. Casi lo mismo que decir en carne, sangre, aullido e inmediatez. Aquí el movimiento, sépase, coarta el soplo de oxígeno necesario, para volverlo instantáneo y efímero; porque así se escupe la violencia de su esencia y como un niño, con el arrullo marino, terminará la fiesta y regresará al regazo amado, en silencio, a descansar. O a matar.


c o s t u m b r e s
ulises sigue navegando por los mares pacíficos. penélope lo espera, se despereza, se desespera y entra al metro. el rodillo anda sin hilo y la noche vale eterna. entonces, después de una larga noche desvelada, regresa a la casa de mañana. él, como casi siempre cuando regresa, la espera, se despereza, se desespera y entra también al tren.ella comenta a una amiga, frente a la rueca, cuando ya ulises vuelve al mar: "digamos, tan sólo, que somos un par de adorables animales de costumbres".


p e n é l o p e h a r e g r e s a d o
penélope llega. ancla sus largas pestañas de mármol sobre la mirada negra de un bailarín ruso y reclama: ¿y a mí, quién me ha esperado? es por eso que el océano perennemente cuelga solidario.


s o b r e p e s o
pienso que habita un hueco tan gigante casi de la misma densidad de la capa de ozono en mi complexión. subsiste allí desde la era mesozoica, fosilizado de los sinsabores del género humano. las dimensiones son inconmensurables (o inmediables) porque cada día se expanden a 100 kilómetros por hora. si sigo así tendré que usar tallas triple extra grande por el resto de mi vida, o peor aún, competir con la gorda más rolliza del circo más famoso del mundo. competirán nuestros propios pesos vivenciales, pero ya que el aire no tiene peso, perderé la suerte junto a la lotería, lo mismo que todos los viernes. y como se puede estar peor cuando todo empeora, me supongo que me sentiré conectada con el pejesapo que chochea alegremente en el estanque del jardín, quizás volaré entre las olas con un deforme y bello pez globo todo lleno de espinillas juveniles o, para colmo, a lo mejor serpentee sin control en las suaves profundidades del caribe convertida en un chapín de lo más gracioso. da igual. perpetuamente me ha gustado el mar. es el único lugar donde caben mis mortales suicidios. no quepa la menor duda, desde los acantilados más feroces donde se han estrellado gaviotas freudianas hasta las más calmosas playas, destinatarias de turistas y náufragos insaciables, hay espacio, no lo dude usted, para todos (dimensionalmente hablando).


t o d a s l a s m u j e r e s
creo cabalmente que todas en el fondo tenemos una puta dentro de sí. ¿nos han visto en la calle? cómo cabalgamos, cómo movemos nuestras armaduras, cómo formamos ladrillos sin tropezarnos inútilmente. los objetos no chocan con nosotras, se echan a un lado para dejarnos el sendero amarillo. no pasamos inadvertidas para las puertas, saben que no concurren onanismos más geniales que los de las astillas cuando una mujer se desliza a través de ella. mientras nos alargamos, en ese instante moribundo, el olor que nos tropieza entre los muslos inunda en dirección hacia la pescadería. Y se complejiza la tarde en el mercado. allí no basta con mirar el marido ajeno, para que andemos destejadas como gatas al acecho. inmediatamente detectamos que, las otras, le arañan la mano a éste para que el pobre no esconda su propia soga matrimonial (esos diabólicos aritos muy simpáticos e inofensivos), le martillan la nuca al amante o se aferran a las encinas del amigo, y se miran, mientras realizan un inventario del mes. a mí eso no ha de preocuparme mucho. yo sólo voy a la pescadería a reconocer mis propios olores, para distinguirme de ellos en la calle, para aprender a tropezar con cuánto muelle que espere a una sirena, para permitir que las puertas reconozcan que malgastan demasiados espermatozoides con sus propias lujurias arbóreas, para retar a la muerte en las rayuelas con esos aritos circunspectos, y para permitirle a la puta, que descanse, aunque sea de vez en vez.

5 Comments:

  • At 23 de marzo de 2007, 5:58, Blogger Edilberto González Trejos - Autor said…

    Profundamente íntimo, a ratos juguetón, siempre cálido... Tu texto me envuelve como una madre bailarina que se ondea con el océano y el cielo... "la procesión va por dentro"

    ABRAZO

     
  • At 8 de abril de 2007, 9:08, Blogger Alguien said…

    Al fin un lugar, donde se reconoce a voz abierta que vivir rodeado de mar es un milagro, como lo es poder disfrutar del viento mientras se renuevan nuestros sueños, me entrego a esta propuesta entre ritmos y sonrisas de un pueblo que no olvida que nunca podrán arrebatarnos lo que llevamos dentro.

    Me encanta lo que aquí veo y espero verme por acá cada ves que olvide por que es que aun sueño :-)

     
  • At 9 de abril de 2007, 5:54, Blogger Edilberto González Trejos - Autor said…

    Estimado Alguien,

    "Llevamos dentro de nuestros corazones
    la verdadera nación
    y ésa no se pueda romper;
    el camino de la
    herencia de nuestros ancestros
    eso nadie lo puede robar..."

    Parodiando una canción de otro Isleño, PETER GARRETT (True Country)

    Saludos

     
  • At 10 de abril de 2007, 14:23, Blogger tzarel said…

    Caribe magnánimo en su vaivén y su gloria. Una escritora caribeña devela sus profundidades: Sonia Marcus Gaia.

     
  • At 11 de abril de 2007, 10:06, Blogger nancicomansi said…

    Que bueno, que bueno, SOnia...lo del onanismo al cruzar una mujer una puerta...es genial!!! como el resto, claro...

     

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